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{"id":3709,"date":"1984-12-16T12:04:04","date_gmt":"1984-12-16T15:04:04","guid":{"rendered":"http:\/\/www.ganderats.cl\/?p=3709"},"modified":"2019-08-11T12:55:39","modified_gmt":"2019-08-11T15:55:39","slug":"suiza-rally-por-la-huella-de-adan","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.ganderats.cl\/suiza-rally-por-la-huella-de-adan\/","title":{"rendered":"Suiza | Rally por la huella de Ad\u00e1n"},"content":{"rendered":"\n

Periodistas de cinco continentes invitados por una l\u00ednea a\u00e9rea suiza compitieron en el primer rally-tour<\/em> para redactores de viajes, realizado a trav\u00e9s de los Alpes, Jura y los Grandes Lagos. Revista del Domingo<\/em> estuvo en la relajada aventura, formando equipo con publicaciones brasile\u00f1as y argentinas. Sobrevolamos el lugar donde Ad\u00e1n debi\u00f3 tener su balc\u00f3n para no llorar el Para\u00edso.<\/h4>\n\n\n\n
<\/div>\n\n\n\n

Atragantado me siento con este hallazgo.\u2028Lo que muchos chilenos han\nvenido so\u00f1ando por generaciones, esa transacci\u00f3n definitiva para el \u00e9xito, la\nhe hallado aqu\u00ed, emocionado. No me atrevo a comunicar el descubrimiento a mis\ncompa\u00f1eros, todos periodistas viajeros, que vigilan con un ojo mientras el otro\nreposa. <\/p>\n\n\n\n

Por ahora, \u00a1a ocultar el regocijo! Y si\nalguien me descubre m\u00e1s sonriente y esponjado que ayer, no dir\u00e9 mi motivo. <\/p>\n\n\n\n

Motivos para estar contento ahora me\nsobran, y hay uno principal. Por primera vez una l\u00ednea a\u00e9rea organiza un viaje experimental,\nun rally-tour, como le ha llamado. Pretende que la Suiza sea vista de otro\nmodo, compitiendo, y desde lugares inusitados. Y tenemos la suerte de que Revista del Domingo<\/em> fuera seleccionada\njunto a otras tres publicaciones latinoamericanas: la revista Manchete<\/em>, de R\u00edo de Janeiro, y Clar\u00edn<\/em> y Tiempo<\/em> Argentino<\/em> de\nBuenos Aires. <\/p>\n\n\n\n

Los cuatro formamos el \u201cequipo\nlatinoamericano\u201d, que lleva el n\u00famero uno entre ocho. Los dem\u00e1s equipos\nrepresentan a Australia\/Indonesia,  Gran\nBreta\u00f1a\/Hong-Kong y Singapur,  Estados\nUnidos\/Canad\u00e1,  Kenia\/Jap\u00f3n, y al mundo\n\u00e1rabe (Al Ahram<\/em>, de El Cairo; Arab News<\/em>, de Arabia Saudita, y Kuwait Times<\/em>). <\/p>\n\n\n\n

Cada equipo se moviliza y compite en un\nFord Sierra-L, autom\u00e1tico. Luego de casi dos semanas de paseo y competencia,\nhabr\u00e1 puntajes y aplausos, vencedores y vencidos. <\/p>\n\n\n\n

Todos contentos, eso s\u00ed, (vencedores y\nvencidos), pues la competencia se har\u00e1 durante un recorrido por los lugares m\u00e1s\nhermosos de Suiza, en sus tres grandes zonas naturales: los Alpes, la\ncordillera de Jura y la meseta, donde se encuentran los grandes lagos y\nciudades. <\/p>\n\n\n\n

JURA ENTRE CEJA Y CEJA<\/strong><\/p>\n\n\n\n

En esta atm\u00f3sfera, nadie podr\u00e1\nsospechar que mi alegr\u00eda es m\u00e1s dulce que las otras desde que hice ese hallazgo,\nque por ahora lo prefiero inconfesado.<\/p>\n\n\n\n

Como los organizadores no adelantan nada\nsobre el car\u00e1cter de las competencias en que participaremos, con nosotros, tambi\u00e9n\nviaja el misterio. Sabemos que ma\u00f1ana se saldr\u00e1 desde Zurich y que se han\nfijado rutas distintas para cada equipo. Al final del d\u00eda, todos coincidiremos\nen una peque\u00f1a ciudad de la cordillera del Jura llamada Saignel\u00e9gier. El\nrecorrido ser\u00e1 lento para que podamos disfrutar y observar con detenimiento. Al\nculminar el d\u00eda deberemos responder un brev\u00edsimo y preciso cuestionario sobre\nel \u00e1rea recorrida.<\/p>\n\n\n\n

Entre ceja y ceja se nos ha metido la\ncordillera del Jura. Pensamos que por ah\u00ed cruzar\u00e1 el inter\u00e9s de los\ninterrogadores. <\/p>\n\n\n\n

Y hay razones para creerlo. <\/p>\n\n\n\n

En el Jura, r\u00fasticos campesinos dieron\nvida a la relojer\u00eda suiza, trabajando en talleres durante las largu\u00edsimas\ntemporadas de nieve, fr\u00edo y esterilidad. Jura produjo tambi\u00e9n en las \u00faltimas\nd\u00e9cadas el principal remez\u00f3n pol\u00edtico de esta Suiza as\u00edsmica: sus habitantes\nexigieron con toda energ\u00eda que su regi\u00f3n formara un nuevo cant\u00f3n, separ\u00e1ndose\nde Berna. Ellos son cat\u00f3licos y hablan franc\u00e9s; los de Berna, protestantes y\nhablan alem\u00e1n. Todo se solucion\u00f3 a la manera suiza, con infinita parsimonia,\nmediante votaciones y plebiscitos, y desde 1979 existe la Rep\u00fablica y Cant\u00f3n de\nJura, el vig\u00e9simo tercer estado confederado de Suiza. <\/p>\n\n\n\n

Por tama\u00f1o, Suiza y Coquimbo son casi\niguales, y ambos tienen una geolog\u00eda que corcovea casi sin pausa. <\/p>\n\n\n\n

En lo dem\u00e1s, Suiza rechaza cualquier\ncomparaci\u00f3n con otras regiones o naciones del planeta. <\/p>\n\n\n\n

UN JAPONES ENTERADO <\/strong><\/p>\n\n\n\n

Uno tras otro, en diez veh\u00edculos que\nllevan y el n\u00famero de cada equipo, hemos ido saliendo desde el Hotel Internacional<\/em> de Zurich, La gente\nobserva con discreta curiosidad a esta fauna period\u00edstica de tan diversos\nrasgos, cargados como perchas de bolsos y c\u00e1maras fotogr\u00e1ficas. <\/p>\n\n\n\n

Cada equipo ha investigado en las\n\u00faltimas horas el \u00e1rea que recorrer\u00e1 hoy. La l\u00ednea a\u00e9rea  entrega mapas, folletos, libros, gu\u00edas. Por\nellos nos enteramos de que Suiza es la cuna universal del turismo como\nindustria moderna. Grupos de escaladores ingleses organizaron clubes alpinos\npara recorrer y trepar este pa\u00eds de monta\u00f1as. Y de esa iniciativa de los\nisle\u00f1os en este pa\u00eds mediterr\u00e1neo surgi\u00f3 el turismo en el siglo 19, una de las\nm\u00e1s potentes actividades de la econom\u00eda universal, activo agente pacificador. <\/p>\n\n\n\n

No es raro, entonces, que sea aqu\u00ed -donde\nestemos iniciando este primer rally- tour para \u201coverseas travel writers<\/em>\u201d, O sea \u201cescritores de viajes de ultramar\u201d,\ncomo nos han clasificado. Hay ambiente de alegr\u00eda y las sonrisas de las periodistas\norientales resaltan como un pino en el desierto. Ellas aprendieron a sonre\u00edr de\nese modo mil a\u00f1os antes de Cristo, y ocultan la f\u00f3rmula.<\/p>\n\n\n\n

Los colegas japoneses, por su parte,\ntrabajan sin pausa, como siempre. Ya saben de memoria la historia y puntos de\ninter\u00e9s de las ciudades que visitaremos en la primera etapa, cuyos nombres\nresultan extra\u00f1os aun para los occidentales: Aarau, Wildeg, Lenzburg, Olten,\nSolothurn, Grenchen, Tavannes, Tramelan, Baden\u2026 <\/p>\n\n\n\n

Yoshio Morita, editor de Jitsugyo No Nihon Sha<\/em>, de Tokio, sabe\ntanto de Suiza como de Ginza, el alegre barrio de Tokio donde \u00e9l trabaja. Lo\nque m\u00e1s le asombra -me ha dicho- es la pr\u00e1ctica de la democracia directa (brazo\no paraguas levantado en la plaza p\u00fablica), que subsiste en cuatro cantones\nalpinos. <\/p>\n\n\n\n

Morita ha visto c\u00f3mo los hombres se\njuntan un domingo por la ma\u00f1ana en esos cantones –Appenzell, Glarus, Obwalden\no Nidwalden–, para resolver personalmente sobre asuntos que interesen a la\ncomunidad. Si se trata de construir un puente, cambiar el mercado o subir los\nderechos municipales, todos pueden opinar, con derecho a no ser interrumpidos,\nhasta que les d\u00e9 puntada. Al final se vota, y la decisi\u00f3n es irrevocable hasta\nque transcurra un plazo prudente.<\/p>\n\n\n\n

Con deliberada ambig\u00fcedad sonr\u00ede Yoshio\nMorita cuando le recuerdo que a veces esta democracia ejemplar no alcanza a la\nmujer. Por ah\u00ed queda alguna comunidad suiza en que los varones se niegan a\nconceder derecho a voto a sus hijas, a sus esposas, a sus madres (s\u00f3lo en\nmaterias cantonales). Y el argumento que el hombre da y repite lo acatan sus\nmujeres: \u201cEllas cocinan el d\u00eda domingo a\nla hora de las votaciones<\/em>\u201d.\u2028<\/p>\n\n\n\n

Ninguna mujer suiza votaba hasta hace\npoco, 1971, en las decisivas elecciones federales. Y s\u00f3lo tres a\u00f1os atr\u00e1s\nconsiguieron absoluta igualdad ante la ley. Sin rubor, la digna democracia\nsuiza soport\u00f3 por siglos todas las cr\u00edticas hechas en esa direcci\u00f3n. \u201cPara qu\u00e9 cambiar, si el pa\u00eds ha caminado\nbien sin voto femenino\u201d,<\/em> era el resistente argumento de los varones. Y\nparece que \u00e9ste algo de raz\u00f3n llevaba, pues han pasado trece a\u00f1os de voto\nfemenino y los conservadores podr\u00edan repetir lo que dijo un observador franc\u00e9s:\n<\/p>\n\n\n\n

\u201cSer\u00eda necesaria mucha\ngalanter\u00eda para decir que el voto femenino ha mejorado las instituciones\u201d. <\/em><\/p>\n\n\n\n

Pero nobleza obliga: tampoco las ha desmejorado,\ny su democracia luce hoy impecable. <\/p>\n\n\n\n

\u00bfYA VIVISTE HOY? <\/strong><\/p>\n\n\n\n

En cada rinc\u00f3n de nuestra ruta hay algo\ndigno de ser recordado o aprendido. Junto al Limmat, por ejemplo, disfrutamos\nde la ciudad de Baden. Sus casas lucen con dignidad el a\u00f1o de construcci\u00f3n:\n1583, 1630, 1596. De pronto descubro una fecha que parece producto de una\ndislexia: 1978. Es una casa de piedra que no sobresale del conjunto, que luce\npinturas en el frontis como las m\u00e1s antiguas, y s\u00f3lo reparamos en su juventud\npor la fecha que no oculta. As\u00ed se conserva la armon\u00eda del \u00e1rea m\u00e1s antigua de\nBaden.\u2028Es un \u00edndice de cultura. Y si\nalguien piensa de otro modo, admitir\u00e1 que al menos revela sensatez. El turismo\nes la tercera fuente de entrada de divisas en la naci\u00f3n helv\u00e9tica (primero las\nmaquinarias y los productos qu\u00edmicos), y no puede da\u00f1ar su patrimonio\narquitect\u00f3nico. Ser\u00eda objeto de ejemplar sanci\u00f3n la autoridad que permitiera\nconstruir all\u00ed un edificio de cristal gigantesco, invasivo, como ha ocurrido en\nla vieja Plaza de Armas de Santiago. <\/p>\n\n\n\n

Y esa sensatez explica no s\u00f3lo la\narmon\u00eda urbana. Tambi\u00e9n explica la historia y la realidad diaria de Suiza. <\/p>\n\n\n\n

Es una hip\u00f3tesis personal, y se la digo\na Helio Carneiro, de la revista Manchete<\/em>,\nque viene de la ciudad del carnaval y vive frente a las playas de Ipanema. <\/p>\n\n\n\n

Reflexiona un minuto y explota en una\nsentencia: <\/p>\n\n\n\n

A\nSuiza le falta un poco de locura. No es barroca<\/em>. <\/p>\n\n\n\n

\u00a1Le pide peras al olmo! Pero si \u00e9sta es\n\u201cla sensatez hecha pa\u00eds\u201d. Lo cual salta a la vista cuando llegamos a la\nmilenaria Solothurn, donde reparo en dos expresiones que me llevan de vuelta al\ntema de la sensatez. Sobre muros enfrentados, alguien ha escrito su protesta.\nEn un muro pregunta: <\/p>\n\n\n\n

\u201c\u00bfYa viviste hoy?\u201d<\/em>\u2028Al otro lado, responde:\u201cChit\u201d.<\/em>\u2028<\/em>\u201c<\/em>Qu\u00e9date\ncallado\u201d,<\/em> quiere decir. En alem\u00e1n\ntiene un significado adicional: \u201c\u00a1cuidado!\u201d, y en vez de chit<\/em> se escribe pstt<\/em>. La\npregunta \u201c\u00bfya viviste hoy?\u201d es una queja de los j\u00f3venes que se sublevan contra\nel sistema. Juzgan que los suizos son previsores en exceso, que sacrifican el\nhoy pensando en el ma\u00f1ana. Y el pstt<\/em>\nintenta prevenir, ir\u00f3nicamente: si quieres vivir tranquilo en Suiza, vale la\npena que guardes silencio; acepta que la mayor\u00eda manda. <\/p>\n\n\n\n

Otro joven an\u00f3nimo, en el coraz\u00f3n de la\nvieja capital, pregunta en una muralla: \u201cWoist\ndie liebe?<\/em>\u201d(\u00bfd\u00f3nde est\u00e1 el amor?). <\/p>\n\n\n\n

As\u00ed protestan los suizos, y muy rara vez\nlo hacen. Las huelgas pr\u00e1cticamente se desconocen y los sindicatos son cosa\nrara. <\/p>\n\n\n\n

Existe holgura en casi todos los\nhogares, y hay mecanismos eficientes para que las partes en conflicto se pongan\nde acuerdo: \u00e1rbitros, representantes de los trabajadores, transparencia de los\ndatos econ\u00f3micos, y reuniones sucesivas que casi siempre concluyen con una\nsoluci\u00f3n sensata. Los trabajadores no piden m\u00e1s aumentos de los que aseguren el\nprogreso de la empresa, y los empresarios no niegan aumentos que la empresa se\nhalle en condiciones de otorgar sin riesgo. <\/p>\n\n\n\n

CHILENA EN LA SIBERIA <\/strong><\/p>\n\n\n\n

Suiza, evidentemente, no siente la\nnecesidad de cambiar. Mi sigilo ha crecido en los \u00faltimos momentos, al\ndescubrir la silenciosa regi\u00f3n del Jura. Est\u00e1 poblada de pinos hermosos y\nmonumentales. Hasta hace diez o doce a\u00f1os, las propiedades agr\u00edcolas no luc\u00edan\naqu\u00ed cercos ni vallas. Los suizos gozaban subiendo y bajando lomas en sus\nautos, a campo traviesa, como si vivieran en una remota zona inconquistada, y\nno en el coraz\u00f3n de Europa. <\/p>\n\n\n\n

Hasta hoy una de sus tres comunas recibe\nel nombre de Franches-Montagnes<\/em>.\n\u201cmonta\u00f1as abiertas\u201d. Tropillas de percherones recuerdan al viajero que se halla\nen la capital del caballo suizo (ver edici\u00f3n 938). <\/p>\n\n\n\n

Vive aqu\u00ed una chilena trasplantada,\nOdette Hagnauer, cuyo hijo es juez en Zurich. Lleva cuarenta a\u00f1os observando\nlos cambios que se producen en esta regi\u00f3n, que fue \u201cmedieval hasta hace poco\u201d.\n<\/p>\n\n\n\n

Cuando\nllegu\u00e9, viv\u00edamos sitiados por los malos caminos y el frio. En invierno los\nvientos polares arrasan la planicie del Jura y suele haber veinte grados bajo\ncero. Una pasa entumida. Por eso algunos le llaman \u201cla Siberia Suiza.\u201d Ahora\ntenemos buenos caminos, y cuando la nieve cunde mucho, las m\u00e1quinas de la municipalidad\npasan tres veces al d\u00eda, y as\u00ed logramos salir.<\/em><\/p>\n\n\n\n

Odette Hagnauer -de quien hablaremos en\notra oportunidad- es una culta mujer que vive rodeada de valiosas pinturas\nchilenas, mates y collares araucanos. <\/p>\n\n\n\n

Luego de recorrer durante tres d\u00edas los\ndram\u00e1ticos paisajes del Jura, los \u201ccompetidores\u201d tomamos caminos distintos para\niniciar la marcha hacia el para\u00edso helado de los Alpes. Durante dos d\u00edas nos\nreuniremos a orillas del gran lago Ginebra (Leman), antes de comenzar el\nascenso a las monta\u00f1as. <\/p>\n\n\n\n

COMPETENCIA GASTRICA <\/strong><\/p>\n\n\n\n

Simple y poco disputada nos ha parecido\nla competencia hasta hoy. Hemos debido responder sobre la identidad de algunos\ndue\u00f1os de viejos castillos. O sobre el n\u00famero de piezas exhibidas en el notable\nMuseo de la Relojer\u00eda, instalado en la incolora ciudad donde naci\u00f3 Le\nCorbusier, La Chaux-de-Fonds. <\/p>\n\n\n\n

Una tarde competimos en la preparaci\u00f3n\nde postres, sin que hubiese que lamentar bajas ni tripas demasiado afligidas. <\/p>\n\n\n\n

Ahora estamos estudiando con los\njugos g\u00e1stricos a flor de piel: visitaremos la zona de los quesos Gruy\u00e9re y de\nlos vinos, cerca del lago Ginebra. En esta materia, la capacidad humana de\nsacrificio no conoce fronteras ni razas. Todos los competidores se ven bien\ndispuestos a enfrentar con entereza un mantel lleno de quesos Appenzell Emmental,\nFribourg, Gruy\u00e9cre, Sprinz. Y con la comprensible excepci\u00f3n de los abstemios,\ntodos quieren iniciar pronto la prueba de los vinos. \u00bfQui\u00e9n sacar\u00e1 m\u00e1s puntos\ndistinguiendo entre un Salvagnin y un Dole, un Pinot Noir de un Perlin, un\nFeudat de un Malvoisie? <\/p>\n\n\n\n

No entrar\u00e9 en detalles provocativos\nsobre la competici\u00f3n. Baste decir que se efect\u00faa en el pueblito de Villeneuve\ndentro de la bodega de un productor local, y nadie recuerda haber visto caras\nlargas. <\/p>\n\n\n\n

Villeneuve se halla en el extremo\nopuesto de Ginebra, junto a las aguas del mismo lago. Es como un suburbio de\n\u201cla perla de la Riviera suiza\u201d, el balneario de Montreux. En el m\u00e1s tradicional\nde sus grandes hoteles de cinco estrellas, el Excelsior<\/em>, los participantes en el rally-tour<\/em> hemos empezado a conocer una madriguera estupenda. En\nella han buscado refugio invernal, desde hace d\u00e9cadas, los que teniendo poder o\nriqueza gustan de un clima suave y de paisajes irrepetibles junto al Leman.\nAqu\u00ed la francesa belle \u00e9poque<\/em> se\nconserva imperturbable. <\/p>\n\n\n\n

Advertimos, eso s\u00ed, un cambio en el Excelsior<\/em>: ahora tambi\u00e9n se dedica a\ncurar el estr\u00e9s y a recuperar cutis injuriados por los a\u00f1os (usa hormonas y\notros procedimientos modernos). Los clientes alojan en el hotel, y en los pisos\nsubterr\u00e1neos reciben el tratamiento. Cualquiera puede ser atendido. <\/p>\n\n\n\n

S\u00f3lo necesita disponer de medio mill\u00f3n\nde pesos chilenos, por semana, sin contar extras. <\/p>\n\n\n\n

-Basta con diez d\u00edas- advierte,\ncomprensivo, el Dr. Claude Rossel, jefe de la cl\u00ednica. <\/p>\n\n\n\n

CENCERROS DE MEDIANOCHE <\/strong><\/p>\n\n\n\n

Completamente recuperado (de la\nimpresi\u00f3n), participo ahora de un saludable recorrido por Montreux. Todos los\nperiodistas y sus anfitriones suizos hemos abandonado las infinitas comodidades\ny paisajes del Excelsio<\/em>r para pasar,\nbruscamente, a montar una veintena de bicicletas austeras, que ni siquiera\nofrecen el alivio de los cambios. Pasamos, sin escalas,  de la relajaci\u00f3n la transpiraci\u00f3n. Pedaleando\nllegamos a un museo que exhibe quinientas obras de Picasso y al castillo de Chillon.\n<\/p>\n\n\n\n

Gran parte de la noche transcurre en el\ncoraz\u00f3n campesino de Gruy\u00e9re, dentro de la aislada Posada del Monta\u00f1\u00e9s<\/em>, sobre la punta de un cerro. Adentro, se\nprovoca a los parroquianos con una sentencia an\u00f3nima: \u201cEl vino es el enemigo del hombre; el verdadero hombre nunca huye del\nenemigo\u201d<\/em>. A las dos de la madrugada, los periodistas de los cinco\ncontinentes bailan como en carnaval. De pronto se hace un silencio brev\u00edsimo, y\na trav\u00e9s de la ventana alcanzo a recibir en mi o\u00eddo un sonido excitante: un\ndesacompasado concierto de cencerros. <\/p>\n\n\n\n

Viene de lejos.\u2028Salgo al camino, y veinte\nminutos m\u00e1s tarde, despu\u00e9s de apurar el paso, descubro la primera choza\ncampesina, recortada sobre un peque\u00f1o alcor, sin ninguna luz. El ruido ya se ha\nhecho ensordecedor. Parece imposible que alguien pueda conciliar el sue\u00f1o con ese\nalboroto. No sin cierta aprensi\u00f3n, paso frente a la caba\u00f1a oscura y llego por\nfin a una loma peque\u00f1a donde algo de luz cae sobre esos m\u00fasicos involuntarios.\nEs una media docena de vacunos de pelo rojinegro. Lo que parec\u00eda una orquesta\nfilarm\u00f3nica, es apenas un grupo de c\u00e1mara, capaz, eso s\u00ed, de hacerse escuchar a\nmuchas leguas a la redonda. Todos llevan un cencerro del tama\u00f1o de una peque\u00f1a\npelota de f\u00fatbol sujeta al pescuezo por una ancha correa. Comen pasto sin\ndescanso, y el movimiento de la cabeza acciona los badajos produciendo ese\nm\u00e1gico alboroto de la noche de Gruy\u00e9re. <\/p>\n\n\n\n

Ese mismo sonido rural me acompa\u00f1a hasta\nnuestro hotel de la belle \u00e9poque en Montreux. <\/p>\n\n\n\n

BOQUIABIERTOS EN EL BALCON <\/strong><\/p>\n\n\n\n

De amanecida abandonamos las palaciegas\nhabitaciones del Excelsior<\/em>, y despu\u00e9s\nde trepar pausadamente las primeras eminencias de los Alpes durante tres horas,\nhemos llegado al H\u00f3tel du Golf<\/em>, en\nCrans-sur-Sierre. Este pueblo se halla fundido con otro, y ambos llaman la\natenci\u00f3n en el mundo tur\u00edstico europeo: Crans-Montana. Es lugar de esqu\u00ed y de\ndeportes m\u00e1s pausados. <\/p>\n\n\n\n

Y otra competencia se anuncia para el\nd\u00eda siguiente: preparaci\u00f3n de queso fundido a la manera suiza, en la cumbre de\nuna monta\u00f1a del cant\u00f3n de Valais.\u2028Muy temprano, la caravana de autom\u00f3viles deja el H\u00f4tel du Golf<\/em> ya mediod\u00eda el queso fundido produce tanto entusiasmo\ncomo el paisaje campesino que se ofrece a los pies. Al frente, en un extenso\nescenario, el sector m\u00e1s hermoso de todos los Alpes, el \u00e1rea del noreste. Aqu\u00ed\nno logro evitar que se apodere de m\u00ed el recuerdo del hallazgo secreto que me ha\ntenido tan contento durante los \u00faltimos d\u00edas.\u2028<\/p>\n\n\n\n

El entusiasmo de todos ha llegado al\npunto de ebullici\u00f3n incontenible despu\u00e9s de almuerzo. Con suizos y suizas\nvestidos a la usanza tradicional, bailan en una gran ronda, japoneses,\nkenianos, egipcios, sauditas, brasile\u00f1os, kuwait\u00edes, yanquis y canadienses.\nOtros cantamos y hacemos palmas. Al terminar el jolgorio se nos anuncia una\nexcursi\u00f3n especial por el valle de Herens. Llegaremos hasta Arolla, pueblito\nque cuelga de las cumbres alpinas. <\/p>\n\n\n\n

Hasta hace pocas horas, la regi\u00f3n nos\nhab\u00eda parecido excepcionalmente hermosa. El cant\u00f3n del Valais es una danza de\ncerros nevados, de vericuetos por donde el hombre ha construido caminos\nimposibles. Pero de eso excepcionalmente hermoso hemos pasado sin anuncio\nprevio a una situaci\u00f3n en que los adjetivos se empeque\u00f1ecen. Vamos ahora a\nbordo de un helic\u00f3ptero de cabina muy transparente, y el aparato vuela como un\nmatapiojos entusiasmado por sobre los Alpes cubiertos de nieve y glaciares.<\/p>\n\n\n\n

Sube y baja un centenar de metros por\nsegundo, entre los acantilados, aterriza sobre el glaciar del Pigne d’Arolla,\nvuelve a volar, y cuando llega a su mayor altura, dejando las cumbres a\nnuestros pies, nadie dice una palabra. <\/p>\n\n\n\n

Algo as\u00ed debe ocurrirle a quien se\nenfrenta a una aparici\u00f3n. <\/p>\n\n\n\n

La mand\u00edbula ca\u00edda, los ojos evitando el\npesta\u00f1eo y una indescriptible sensaci\u00f3n f\u00edsica de hallarse ante algo que\ncre\u00edamos inexistente, m\u00e1s all\u00e1 de la experiencia, de la esperanza y de los\npaisajes relajantes de tarjeta postal.\u2028Parece testimonio del primer d\u00eda. Si Ad\u00e1n hizo un balc\u00f3n en la Tierra\npara no llorar el Para\u00edso, sus huellas deben estar por aqu\u00ed. <\/p>\n\n\n\n

Ni siquiera las inmensidades heladas de\nGroenlandia y de la Ant\u00e1rtica, que tambi\u00e9n he podido contemplar desde\nhelic\u00f3pteros, opacan esta belleza pr\u00f3xima al absoluto. Desde la altura es\nposible ver o divisar los montes m\u00e1s hermosos: el Mont Blanc, el Matterhorn, el\nMonte Rosa, el Gran Combin, el Diente Blanco; ver los caminos que llevan a los\nt\u00faneles m\u00e1s largos del mundo, en el paso del Simpl\u00f3n, la hospeder\u00eda de los\nperros San Bernardo. <\/p>\n\n\n\n

Estamos en el balc\u00f3n de Ad\u00e1n con\nel monte San Gotardo a la vista, donde concluyen los cuatro grandes grupos\nalpinos y donde hace siete siglos naci\u00f3 la Suiza, el milagro pol\u00edtico y del\nsecreto bancario de Europa. Conviven aqu\u00ed, sin conflicto, hombres que hablan\ncuatro lenguas diferentes (todas oficiales), profesan religiones contrastantes\ny se mantienen en paz aunque las armas son guardadas en sus casas por los miles\nde hombres encargados de la defensa. <\/p>\n\n\n\n

\u00a1A CRUZAR LOS DEDOS! <\/strong><\/p>\n\n\n\n

Este balc\u00f3n al cielo y a la sensatez, se\nhalla a la misma distancia del Ecuador caliente que de la frialdad del Polo. <\/p>\n\n\n\n

\u201c\u00a1Y todo esto tan cerca de Par\u00eds!\u201d <\/p>\n\n\n\n

Alcanzo a pensar esta\nexclamaci\u00f3n en voz alta. Nadie me escucha. Pero el lector ya comenzar\u00e1 a\nsospechar sobre el hallazgo que he mantenido en secreto con tanto esfuerzo. Lo\ndestapar\u00e9 por fin (no se lo cuente a nadie), para no morir atragantado, <\/p>\n\n\n\n

De esto se trata: muchos chilenos\ninsatisfechos vienen so\u00f1ando hace d\u00e9cadas con un proyecto audaz (autor\nan\u00f3nimo), soluci\u00f3n definitiva para los problemas que nos siguen como la sombra:\n\u201cHay que vender Chile, y con esa plata\ncomprarse un pa\u00eds chiquitito cerca de Par\u00eds\u201d.<\/em><\/p>\n\n\n\n

Desde Ginebra, en avi\u00f3n, se tarda s\u00f3lo\nuna hora en llegar a Par\u00eds. \u00a1\u00a1Una hora!! Suiza se parece a Chile por sus lagos\ny sus monta\u00f1as, carece de costas (no m\u00e1s veraneos en la playa, \u00a1yupi!, ni\nproblemas con Bolivia), y, miel sobre hojuelas, ya ha solucionado todos sus\nproblemas de transici\u00f3n. <\/p>\n\n\n\n

S\u00f3lo falta iniciar la negociaci\u00f3n con\nlos suizos. Y acordarse de lo que sugiri\u00f3 el ICTUS en los a\u00f1os setenta, que\nChile se estaba vendiendo a capitales extranjeros: Un pa\u00eds esquina con vista al mar<\/em>.<\/p>\n\n\n\n

Apenas el helic\u00f3ptero se posa en un\npotrero de Arolla, lleno de entusiasmo, no puedo evitar sugerir las ventajas de\nesta compraventa a uno de los due\u00f1os de casa. Es el mismo suizo que tiene a su\ncargo el c\u00e1lculo de puntajes del rally. <\/p>\n\n\n\n

No s\u00e9 de qu\u00e9 modo mi insinuaci\u00f3n pudo\ninfluir en su \u00e1nimo. Lo cierto es que nuestro equipo, el latinoamericano, lleg\u00f3\nen el n\u00famero seis entre los ocho competidores… No terminamos \u00faltimos gracias\na la gentil colaboraci\u00f3n de los equipos de Hong-Kong\/Singapur y Canad\u00e1\/Estados Unidos.\n<\/p>\n\n\n\n

Triunfador absoluto: el equipo\nAustralia\/Indonesia. <\/p>\n\n\n\n

Pero como hemos encontrado por fin este\npa\u00eds chiquitito, cerca de Par\u00eds (sin vista al mar), lo dem\u00e1s es lo de menos. <\/p>\n\n\n\n

Si Suiza ha descubierto el encanto de no\nser grande (\u201cAmigos, sigamos siendo lo\nque somos<\/em>\u201d, dijo un b\u00e1varo a su pueblo), los chilenos aprenderemos aqu\u00ed -Dios mediante-\na empeque\u00f1ecer sin dolor. <\/p>\n\n\n\n

Cruce los dedos. Despu\u00e9s cruzaremos los\nAlpes.<\/p>\n\n\n\nVer texto publicado en revista en formato PDF<\/em><\/small>\n\n\nRally<\/a>\n

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