Shakira y el futbolista Gerard Piqu\u00e9 fueron\ntraicionados este a\u00f1o por la formidable belleza del Lago di Como. Estaban\nocultos en el hotel-palacio Villa d\u00b4Este, cuando decidieron asomarse unos segundos\na la ventana para mirar los palacetes italianos de la ciudad de Cernobbio.<\/p>\n\n\n\n
No pensaron que una regata de veleros y la gran\npiscina rectangular del hotel, construida sobre las aguas del lago, los iban a\nentretener m\u00e1s de lo prudente. Un fot\u00f3grafo tuvo tiempo para captarlos en la\nintimidad: la cantante en pijamas; el futbolista, en ropa interior. El mundo\nsupo as\u00ed, en Cernobbio, que eran novios. La autora de Estoy aqu\u00ed, estaba ah\u00ed.\nLas fotos se dispararon como el Correcaminos por la Internet. Nosotros las\nvimos en la TV despu\u00e9s de almorzar, no lejos de Shakira, sobre una terraza de\nBellagio, en el mismo lago, donde nos sentimos pr\u00edncipes renacentistas de\nvacaciones.<\/p>\n\n\n\n
Semejante placer habr\u00e1n sentido a trav\u00e9s de los siglos\nquienes se enamoraron de Como, incluyendo a Madonna y Da Vinci, Napole\u00f3n y\nChurchill, Hitchcock y Verdi, Conti y Versace. Por algo, Silvio Berlusconi,\ndue\u00f1o del Inter de Mil\u00e1n, compr\u00f3 hace poco una villa por US$ 12 millones,\nvecina del hotel de Shakira\/Piqu\u00e9. Y el muy premiado actor George Clooney llega\nen moto al gimnasio de ese hotel para combatir el estr\u00e9s junto a princesas y\nmagnates, invitados habituales suyos en las dos villas palaciegas que ha\ncomprado. Inexplicablemente, no fue \u00e9ste el escenario de una comedia rom\u00e1ntica\nprotagonizada por \u00e9l junto a Michelle Pfeiffer, pero su t\u00edtulo es perfecto para\nresumir nuestra visita a Bellagio, el m\u00e1s dulce de sus lugares: Un d\u00eda\ninolvidable.<\/p>\n\n\n\n
Debemos admitir que la cercan\u00eda de Shakira fue para nosotros\nsolo inter\u00e9s de un rato. Mientras almorz\u00e1bamos, otro hecho \u2013realmente un\nsuceso\u2013 concentr\u00f3 nuestra atenci\u00f3n, aunque tuvo lugar hace m\u00e1s de 60 a\u00f1os. Al\notro lado del angosto brazo del lago en que se levanta Bellagio divis\u00e1bamos\nMezzegra, la ciudad costera donde Mussolini muri\u00f3 acribillado a fines de la\nSegunda Guerra Mundial. Est\u00e1bamos a unos 5 mil m. de distancia. Los altos\ncerros de Mezzegra se hallan muy cerca de la frontera con Suiza, pa\u00eds al que el\nderrotado capo fascista pretend\u00eda huir vistiendo uniforme de las tropas de\nHitler cuando fue detenido y ejecutado por la Resistencia Italiana.<\/p>\n\n\n\n
M\u00e1s temprano, el barquito que nos llev\u00f3 hasta Bellagio\nhab\u00eda tocado por unos minutos ese diminuto puerto. Fotografiamos sus casonas\ncon ventanas altas y postigos rojos o burdeos, sus \u00e1rboles intensamente verdes\ny su flor de la pluma decorando el noble enrejado de las villas.<\/p>\n\n\n\n
Encima se ve\u00edan los cerros del sector de Giulino, y\nlos cipreses, abetos y laureles de la Villa Belmonte, junto a cuyos muros\nfueron ultimados el dictador italiano y su \u00faltima amante, la joven Carletta\nPetacci.<\/p>\n\n\n\n
Pero decidimos continuar viaje a Bellagio, m\u00e1s\ninteresados en la belleza del lago que en su pasado. Dos d\u00edas antes hab\u00edamos\nestado en la inmensa Plazzale di Loreto, en Mil\u00e1n, donde los cuerpos de\nMussolini y de su gente fueron colgados de una gasolinera que ya no est\u00e1. Era\nsuficiente. Otro d\u00eda \u2013\u00bfpor qu\u00e9 no?\u2013, tal vez, nos esforzar\u00edamos en encontrar\nescenarios de muertes que cambiaron la historia.<\/p>\n\n\n\n
Ahora era el momento de disfrutar de la vida. Y este\nlago nos pareci\u00f3 el escenario perfecto para buscar la felicidad en la Tierra.\nEn especial si lo del Para\u00edso b\u00edblico fuera simple publicidad enga\u00f1osa \u2013\u00a1c\u00f3mo\nest\u00e1n las cosas, Dios m\u00edo!\u2013, si le pudi\u00e9ramos creer a los descre\u00eddos. Bueno, el\nPara\u00edso puede estar aqu\u00ed cerca, en el Jard\u00edn Bot\u00e1nico de la Villa Carlotta, en\nTremezzo, al lado de la ciudad donde Mussolini supo del Infierno. Carlotta es\nel nombre de una princesa que recibi\u00f3 ese palacio como regalo de matrimonio.\nSolo la palabra primor sirve para decir c\u00f3mo se conservan y cuidan aqu\u00ed las\norqu\u00eddeas, azaleas, palmeras, cactus, \u00e1rboles centenarios, jardines japoneses,\npreciosas fuentes con tortugas, el Valle de los Helechos y los caminos que\nconducen al visitante entre \u00e1rboles donde la \u00fanica fruta que no crece es la\nFruta Prohibida (detalle que le falta).<\/p>\n\n\n\n
Al otro lado del lago, a simple vista desde Villa\nCarlotta, se distingue el promontorio verde de Bellagio, con los enormes\nparques de la Villa Melzi y de la Villa Serbelloni. Ellos prolongan el placer del\npaseo. Son lugares que todo turista deber\u00eda marcar en un plan de recorrido por\nel Lago di Como, sum\u00e1ndolos a la majestuosa Villa de Balbianello, los parques\nde Cernobbio, como Villa de Erba y Pizzo, y alg\u00fan otro parque bot\u00e1nico de estas\norillas. Ellos forman parte de lo m\u00e1s admirable de La Ciudad Infinita, nombre\nde fantas\u00eda dado a un extenso rosario de ciudades y pueblos que ya se han ido\nacercando entre ellos, o soldando, hasta formar lo que algunos consideran una\nmetr\u00f3poli insuperable de la Lombard\u00eda. Incluye desde Mil\u00e1n hasta el Lago di\nComo, un recorrido que se puede hacer por \u20ac 70 en tour. Son unos 80 km. de\nbelleza y prosperidad, con la mayor concentraci\u00f3n humana de Italia. El viaje a\ntrav\u00e9s de esta regi\u00f3n del Norte italiano, camino a Suiza, resulta un paseo\ndelicioso. Pero \u2013pong\u00e1moslo as\u00ed\u2013 solo llegar a Bellagio es como recibir ese\nbeso de amor que nos deja pisando nubes. (\u00bfOdia las cursiler\u00edas al escribir?\nNunca se asome a Bellagio; y no diga que no se lo advertimos).<\/p>\n\n\n\n
No sabemos exactamente por qu\u00e9 en esta peque\u00f1a ciudad los\nviajeros nos quedamos como pegados a la tierra. Silenciosos, pensativos. Es\nparte del misterio. Tal vez sea la concentraci\u00f3n de mucha belleza, de mucha\narmon\u00eda, en un espacio que cabe en unas pocas miradas, y hasta en una sola.\nPuede ser la perfecci\u00f3n de una obra de arte urbana hecha por multitudes a lo\nlargo de siglos, aunque nadie pudo planificarla de este modo, ni nadie logr\u00f3\nafearla de ning\u00fan modo. Un verdadero milagro de la arquitectura, del urbanismo\ny la urbanidad. De la conservaci\u00f3n hist\u00f3rica. No se trata de que sus palacetes\no templos sean superiores a otros del lago. Lo que atrae es la mezcla y su\nemplazamiento.<\/p>\n\n\n\n
Tal vez las decisiones que toma cada sendero de\nBellagio al cambiar de direcci\u00f3n o de altura.<\/p>\n\n\n\n
Despu\u00e9s de esa primera mirada absorta, los ojos\ndescubren sus calles empinadas, con escaleras de piedra que avanzan entre\npeque\u00f1as tiendas.<\/p>\n\n\n\n
En ellas se repite la belleza, y se admira a cada paso\nla calidad de su seda, la m\u00e1s fina de Europa, y tal vez del mundo. Luego\nrecorremos sus parques, que parecen convertirla en el alma florecida de La\nCiudad Infinita. En cualquier momento, inevitablemente, aparecer\u00e1n caminos\nbordeados de muros que conocen bien el arte de envejecer.<\/p>\n\n\n\n
Muy altos, ocultan el lujo de los millonarios, el que\nse adivina, pero no se ve. A lo m\u00e1s se divisa a trav\u00e9s de estrechas rendijas.\nEstos caminos amurallados llevan de un lado a otro del lago, atravesando la\npeque\u00f1a pen\u00ednsula en que se encuentra Bellagio.<\/p>\n\n\n\n
A veces, alg\u00fan camino termina abruptamente en\u2026 el\nagua, con muros a ambos lados. Mas parecen angostos escenarios de un teatro\nacu\u00e1tico, o insinuaciones surrealistas de Giorgio de Chirico. Nunca el final\nesperable de un camino. Pero no podemos pedirle explicaciones a la belleza sin\ncaer en la oscuridad de la metaf\u00edsica. Simplemente hay que rehacer el camino en\nbusca de salidas.<\/p>\n\n\n\n
Muy pronto comprobaremos que eso es lo mejor que pod\u00eda\npasarnos, porque Bellagio se entrega mejor a quien complace sus caprichos.<\/p>\n\n\n\n
As\u00ed, caminando, iremos teniendo encuentros felices con\nla belleza, la dulzura, la armon\u00eda, sin poder evitar la atracci\u00f3n incontenible,\ntal como ocurre con todos los amores fatales (siempre enemigos del olvido).<\/p>\n\n\n\n
Si nuestro paladar tiene buena memoria, tambi\u00e9n Bellagio puede\ndecirnos mucho. Gran gastronom\u00eda italiana y la mejor comida llegada de todos\nlos mares, que parece tener mejor sabor en este escenario de villas y jardines\njunto al lago. Hay unos 3 mil habitantes apenas, pero que saben guiar, vender,\ncocinar, respetar, entretener y, claro, retener a cualquiera que ha llegado con\nla intenci\u00f3n de irse pronto. El cambio de pasajes de los vapores se produce\naqu\u00ed m\u00e1s que en cualquier otro lugar del lago.<\/p>\n\n\n\n
Nosotros decidimos cambiarlos cuando nuestro barquito\na\u00fan no llegaba a puerto, mucho antes de pisar sus calles empedradas. Ten\u00edamos\nque prolongar la estad\u00eda hasta entender lo que est\u00e1bamos viendo. Lo mismo debi\u00f3\nocurrirle a Leopoldo de B\u00e9lgica, cuya familia construy\u00f3 la Villa Frizzoni, hoy\nSerbelloni, hotel famoso por el lujo. Su parque, abierto al p\u00fablico, tiene\nsenderos que conducen hasta un mirador donde se asoman los Alpes italianos. En\nese lugar se entiende mejor c\u00f3mo es el Lago di Como, que, siguiendo la\ndescripci\u00f3n com\u00fan, tiene \u201cforma de hombre, con una pierna en la ciudades de\nComo y Cernobbio, otra en Lecco, la nariz en Domaso y la entrepierna en\u2026\nBellagio\u201d. En este escenario monumental, los pueblos cubren parcialmente los\ncerros, y hay una perfecta convivencia de construcciones y bosques. Se nota una\nopci\u00f3n clara por ciertos estilos arquitect\u00f3nicos del pasado, por armoniosos\nmatices de ocres, rojos, amarillos, \u00a1casi nunca blancos!\n\nUsan t\u00e9cnicas de artistas\nantes que la brocha gorda. Se trata, eso es verdad, de un paisaje para\nnost\u00e1lgicos, pero que exige toda protecci\u00f3n. El conjunto de pueblos que vemos\ndesde las alturas de Bellagio, y las aldeas pesqueras, villas se\u00f1oriales,\niglesias rom\u00e1nicas y barrocas que salen al paso mientras navegamos un poco\ntristes de regreso a la ciudad de Como, nos hablan de una admirable delicadeza\ncolectiva. Revelan una conciencia hist\u00f3rica que no abunda en nuestros pa\u00edses,\ncondenados a ser siempre nuevos. Sin memoria. Este lago memorioso es por eso\nmemorable.\n\n\n\n<\/p>\n\n\n\n