Nadie sabe cu\u00e1ndo comenzaron estas ciudades\nsubterr\u00e1neas. Ya exist\u00edan en el remoto tiempo de los hititas y de los frigios. F\u00e1tima,\nnuestra acompa\u00f1ante turca, llega m\u00e1s lejos. Ella cree que los primeros que se\nocultaron bajo tierra fueron los hombres de la \u00faltima glaciaci\u00f3n. Con\nherramientas muy simples pod\u00edan cavar la fr\u00e1gil toba. Aunque deb\u00edan hacerlo sin\npausa, pues este material se endurece al tomar contacto con el aire. <\/p>\n\n\n\n
En \u00e9poca m\u00e1s cercana a nosotros, el hombre\nseguramente invent\u00f3 primero las despensas subterr\u00e1neas, porque el clima local oscila\nentre el invierno y el infierno, y bajo tierra siempre es primavera. De esa\ndespensa, los habitantes pasar\u00edan luego a construir refugios s\u00f3lo para\nenfrentar calor o fr\u00edo. Pero siglos m\u00e1s tarde, alguien dio un paso m\u00e1s: propuso\nesconderse y no seguir huyendo cada vez que ve\u00edan acercarse invasores o\nasaltantes. As\u00ed nacieron los refugios subterr\u00e1neos secretos. Centinelas, usando\nse\u00f1ales hechas con espejos de obsidiana, alertaban sobre la proximidad de una\namenaza, y la poblaci\u00f3n desaparec\u00eda bajo tierra. <\/p>\n\n\n\n
Sab\u00edan los primeros cristianos que este era un buen\nlugar donde vivir y desaparecer. Por\neso, san Pablo los condujo hasta aqu\u00ed para librarse de los romanos, y lo\nhabitaron m\u00e1s de mil a\u00f1os, usando cuevas y refugios bajo tierra. Un d\u00eda se\nfueron, y con el paso de los siglos, las ciudades subterr\u00e1neas pasaron del\ndesuso al olvido. S\u00f3lo ayer, en 1963, cuando el Hombre ya constru\u00eda naves para viajar al Espacio, pensando en buscar refugios subterr\u00e1neos en\nla Luna, aqu\u00ed en Capadocia, al botar muros de su casa, un vecino encontr\u00f3 el\ncamino a la primera de las ciudades olvidadas.<\/p>\n\n\n\n
As\u00ed se ha refrescado la milenaria historia de los\nrefugios de Capadocia. En medio siglo, millones de turistas llegaron a\nrecorrerlos. Hoy se visitan cuatro o cinco, pero son centenares los ya\nlocalizads, y en los \u00faltimos meses el tema tiene de cabeza a los arque\u00f3logos.\nLa ciudad subterr\u00e1nea m\u00e1s vieja y m\u00e1s grande de Capadocia –5 mil a\u00f1os– se\nacaba de descubrir en Nevsehir, la capital provincial. <\/p>\n\n\n\n
Fue lo primero que intentamos conocer al inicio de\nnuestros recorrido por este valle de las maravillas. S\u00f3lo logramos acercarnos a\nla boca de un socav\u00f3n, y a trav\u00e9s de r\u00fasticas vallas de madera observar, con\nlentes de acercamiento, sus primeros vericuetos, mal iluminados. En el 2016 se\nabrir\u00eda al turismo. <\/p>\n\n\n\n
\u201cTendr\u00e1n que esperar un poco\u201d, dice F\u00e1tima, sin\nlograr consolarnos. \u201cYo les estoy dando un buen pretexto para volver\u201d, brome\u00f3.\nPero nadie necesita pretextos para regresar a unos de los lugares que m\u00e1s nos\nturban en Asia Menor, porque lo han transitado –remeciendo el suelo–, casi todos los\ngrandes conquistadores y saqueadores de la historia. <\/p>\n\n\n\n
F\u00e1tima opta por traernos a otra ciudad subterr\u00e1nea.\nEstamos en Kaymakli, obra de los Hititas (dicen), cuyo poderoso imperio incluso\namenaz\u00f3 a los egipcios. Fue la ciudad subterr\u00e1nea m\u00e1s grande de Capadocia hasta\nque en los d\u00edas del \u00faltimo A\u00f1o Nuevo ocurriera el hallazgo de Nehsehir.\nKaymakli tiene muchos niveles de profundidad.<\/p>\n\n\n\n
–Pero s\u00f3lo llegaremos hasta el cuarto–, nos\nanuncia F\u00e1tima. <\/p>\n\n\n\n
–Menos mal-, murmuramos, sin abrir la boca. <\/p>\n\n\n\n
Media docena de cabezazos en la roca nos hemos dado\nen 30 minutos de recorrido. Se pasa de un lugar a otro por t\u00faneles para\npigmeos. Caminamos como jorobados, sabiendo muy bien d\u00f3nde est\u00e1 el piso, pero sin\ntener ninguna claridad sobre d\u00f3nde nos acecha el pr\u00f3ximo chich\u00f3n o el corte en\nla nuca. <\/p>\n\n\n\n
Conforma saber que quienes vivieron aqu\u00ed estaban\nobligados a permanecer por todo el tiempo que durara una emergencia. \u201cDefensa\npasiva de desaparici\u00f3n\u201d, dir\u00eda Jadue. Nosotros, en cambio, volveremos pronto a\nla superficie, y seguiremos, en defensa activa, disfrutando de la Capadocia al\naire libre. <\/p>\n\n\n\n
Excepcionales debieron ser estos seres capaces de\npasar largas temporadas como termitas en cuevas r\u00fasticas, excavadas al estilo\nde viejo t\u00fanel minero. Aqu\u00ed los hombres dorm\u00edan y mor\u00edan, rezaban a sus dioses\nen templos m\u00ednimos; aqu\u00ed socorr\u00edan a sus hijos; aqu\u00ed respiraban apenas a trav\u00e9s\nde min\u00fasculas chimeneas de aireaci\u00f3n. Para impedir que los invasores\nenvenenaran el agua de sus pozos, cavaban pozos falsos. (\u00a1M\u00e1s discurre un\nsediento que cien letrados!). <\/p>\n\n\n\n
Durante meses no ve\u00edan el sol. Apenas divisaban la\nluz. Todas las casas principales del pueblo ten\u00edan acceso a refugios privados,\nmuchos de ellos en red. De noche, protegido por las tinieblas, alguien les\nhac\u00eda llegar granos y frutas a trav\u00e9s de profundos respiraderos, cuyas bocas en\nla superficie eran disimuladas. Estos recintos \nno pueden considerarse ciudades, sino refugios temporales, para d\u00edas o meses,\ny servir a dos o tres mil personas, m\u00e1s algunos animales dom\u00e9sticos. <\/p>\n\n\n\n
Refugios bien pensados, claro, pero nunca libres\ndel error humano. Por eso, los combates a veces segu\u00edan bajo tierra, y estaban\nprevistas las defensas. No era f\u00e1cil al invasor avanzar entre los t\u00faneles.\nVemos muchas gruesas piedras cil\u00edndricas del tama\u00f1o de ruedas de carreta, que\nal ser deslizadas como puertas de corredera sellaban completamente los\npasadizos, desde adentro. Y si esta protecci\u00f3n fallaba, los enemigos deb\u00edan\npasar, uno a uno, por estrechos t\u00faneles con agujeros ocultos, desde los cuales\nsurg\u00edan de improviso flechas envenenadas, y ca\u00edan desde lo alto chorros de\naceite hirviendo o el putrefacto contenido de las letrinas. <\/p>\n\n\n\n
Por eso, hoy, el visitante de Capadocia no encuentra\naqu\u00ed su mayor deleite. Lo descubre m\u00e1s arriba de la tierra, volando en globos\naerost\u00e1ticos. Todos los amaneceres son de fantas\u00eda: un centenar de globos\ntripulados, enormes y coloridos, recorren el cielo. Parecen enormes luci\u00e9rnagas\nmulticolores colgando de las nubes.<\/p>\n\n\n\n
Hemos pasado noventa minutos sobre el lomo de una\nde ellas. Sent\u00edamos a ratos el inexplicable placer del riesgo, y tambi\u00e9n la\nalegr\u00eda de haber hecho realidad un postergado sue\u00f1o: ver a Capadocia desde\ndonde lo hacen las \u00e1guilas. Pero todo tiene su precio, y aqu\u00ed ese precio se\nllama riesgo. Sab\u00edamos que nos esperaban im\u00e1genes de cuentos, como para\nrefregarse los ojos. <\/p>\n\n\n\n
Sab\u00edamos tambi\u00e9n que hace dos o tres a\u00f1os murieron\naqu\u00ed tres turistas brasile\u00f1as al chocar dos globos. Y hace m\u00e1s tiempo, 17 turistas\nfallecieron al explotar otro en el aire. <\/p>\n\n\n\n
Para cerrar los ojos.<\/p>\n\n\n\n
Nadie tiene la seguridad absoluta, aunque cada d\u00eda\nson m\u00e1s raros los accidentes en Capadocia. Pero todav\u00eda existen operadores que\n\u2013para ganar m\u00e1s– prolongan los vuelos hasta una hora de la ma\u00f1ana en que sube\nla temperatura ambiente, y se hace m\u00e1s dif\u00edcil controlar la parte final del\naterrizaje. Los globos suelen tocar tierra en sitios no acondicionados, y los\npasajeros reciben s\u00f3lo vagas explicaciones. El visitante debe saber que el vuelo\nm\u00e1s seguro es de una hora (no de hora y media), y que se inicia muy cerca del\namanecer. <\/p>\n\n\n\n
Ninguna temor o incertidumbre impide saborear\nCapadocia desde la altura. Es el mejor lugar para entenderla, para desentra\u00f1ar\neste enredo geogr\u00e1fico \u00fanico despu\u00e9s de haber recorrido sus pueblos durante algunos d\u00edas. Vemos mejor y sabemos\nd\u00f3nde se encuentran los altos pe\u00f1ascos perforados, que son domicilio cavernario\nde miles de personas y de cientos de templos. Apreciamos las suav\u00edsimas colinas\nde Los Palomares, hechas de ceniza compactada, y que parecen tallas en marfil.\nVemos de cerca barrancos de los que \nbrotan caser\u00edos desde las piedras. En alg\u00fan lugar surgen raras\nformaciones de la roca blanda: pareciera que un colosal estegosaurio echara una\nsiesta entre los cerros dejando ver las enormes placas filudas de su lomo. <\/p>\n\n\n\n
Hemos entendido mejor las distancias entre pueblos\ny lugares de nombres sonoros, como Avanos, \u00dcrgup, Ortahisar, Pasabag, Devrent,\nUchisar, Acksaray, Nevsehir\u2026 Y el m\u00e1s notable, G\u00f6reme, cuyas enormes rocas\nvolc\u00e1nicas est\u00e1n perforadas por cuevas que ocultan la mayor densidad de\niglesias y capillas, donde los frescos bizantinos han dejado huellas para\nsiempre. <\/p>\n\n\n\n
No hace\nfalta decir que esta belleza extra\u00f1a viene del centro de la Tierra. Fue expulsada\npor cr\u00e1teres que han estado en actividad por millones de a\u00f1os. Bastaron\nlluvias, vientos y r\u00edos para carcomer la fr\u00e1gil toba, fina ceniza que se\ncompact\u00f3 en contacto con el aire. La capa de\nfina ceniza hecha piedra suele alcanzar los 200 metros de grosor en muchos\nkil\u00f3metros cuadrados. <\/p>\n\n\n\n
Distinto\nha sido el proceso de otro elemento expulsado de los cr\u00e1teres: la lava. Se\nconvirti\u00f3 en piedra muy dura, en basalto, capaz de defenderse de la erosi\u00f3n, y\ntambi\u00e9n de proteger a la blanda ceniza depositada alrededor de miles de conos\nvolc\u00e1nicos. Todav\u00eda el basalto permanece como boina o paraguas encaramado en\nlas altas columnas. Forman lo que hoy encanta en el paisaje de Capadocia: las\nchimeneas de hadas, llamadas as\u00ed porque el trozo de basalto que remata la\ncolumna se parece a la cl\u00e1sica caperuza de las chimeneas, que ayuda a detener las corrientes descendentes. Bajo estos\nsombreros de basalto, por miles de a\u00f1os, los hombres han perforado la toba para\nvivir, para meditar, para instalar templos o ejercer el oficio humano m\u00e1s\nintrigante, el de ermita\u00f1o. <\/p>\n\n\n\n
Tres millones de a\u00f1os de erosi\u00f3n las ha ido\nadelgazando, hasta convertirlas en cilindros irregulares, descarnados, de\napariencia fr\u00e1gil. Estas chimeneas de hadas abundan en Pasabag, y otras columnas\ninclasificables forman el llamado Valle de la Imaginaci\u00f3n, en Devrent, donde toda forma es posible.<\/p>\n\n\n\n
Como la\nerosi\u00f3n sigue su curso, cada cierto tiempo el peso de la caperuza de basalto\ndestruye irremediablemente una columna de toba. \u00a1Que nadie se alarme! Existe\nuna infinidad de chimeneas que hoy se hallan en proceso de formaci\u00f3n. Las hadas\ndispondr\u00e1n aqu\u00ed de habitaciones tibias por unos cuantos millones de a\u00f1os. Y\nhasta los empresarios turcos seguir\u00e1n disfrutando de sus propios feudos.\nGrandes industriales no se molestan en arrendar bodegas: perforan los cerros de\ntoba, las llenan de mercader\u00eda, instalan puertas met\u00e1licas con robustos candados\ny se van a dormir tranquilos. Hemos visto cientos de bodegas en nuestros\nrecorridos. Al meter la nariz por alguna rendija, s\u00f3lo observamos tinieblas. F\u00e1tima nos dice que se parecen a la\nresidencia de la perversa hada madrina de Muy-Muy-Lejano, la adversaria de\nShrek.<\/p>\n\n\n\n
Sorprendente y cambiante, el espect\u00e1culo que ofrece\nel vuelo en globo nos ha hecho olvidar los temores que ten\u00edamos al iniciar el\nviaje. A la distancia divisamos incluso las cavernas premium de Kayakapi, en\n\u00dcrgup, donde hemos sido unos mimados cavern\u00edcolas por varias noches. No no\ndisponemos de ventanas ni tragaluces. S\u00ed de tinas calientes y frigobar. Miles\nde habitantes siguen naciendo y muriendo aqu\u00ed en casas-cuevas, no siempre tan\nconfortables. Y turistas forrados en d\u00f3lares escogen dormir en la prehistoria\ndurante unos d\u00edas, pagando las ganas por un \u201ccave hotel\u201d. Todo un misterio de\nlos gustos humanos, del que ya no podemos sentirnos ajenos. Hoy, durante el\nespeso silencio del amanecer en nuestra cueva, escuchamos al almuec\u00edn desde su\nminarete haciendo el llamado a adorar a Al\u00e1. Nos pareci\u00f3 que el aire se agitaba\npor resonancias de milenios, y que nuestro\ncerebro descubr\u00eda placeres no imaginados. Tambi\u00e9n temores nuevos… <\/p>\n\n\n\n
Escuchamos el mismo llamado ayer, al final del d\u00eda,\ncuando todo parec\u00eda de oro en \u00dcrgup. F\u00e1tima nos dijo que en el atardecer de\nCapadocia uno puede llegar a creer que se ha cambiado de lugar en el Espacio.\nUna inglesa entusiasmada le cont\u00f3 que en este termitero humano ella se sent\u00eda\ncompartiendo el planeta del El Principito. <\/p>\n\n\n\n
Entre dudas y vacilaciones nos hemos movido sobre este territorio donde\nha estado el hombre desde el amanecer de la historia. Hace poco fue descubierto\naqu\u00ed en Anatolia, cerca de la ciudad de Urfa y de la conmocionada frontera\nsiria, lo que parece ser el primer templo construido por el hombre: G\u00f3bekli\nTepe. Se encuentra en una zona donde ya se deja sentir la influencia del Estado\nIsl\u00e1mico. Este\ntemplo parece tener 11.600 a\u00f1os. Nueve milenios m\u00e1s que el cristianismo, siete\nmilenios m\u00e1s que las pir\u00e1mides egipcias, ocho m\u00e1s que el Parten\u00f3n. Y el doble\nque el r\u00fastico Stonehenge, al cual se parece, pero supera en refinamiento.<\/p>\n\n\n\n
NatGeo<\/em>, al informar\nsobre el hallazgo se atreve a preguntar\n\u201c\u00bfNaci\u00f3 en Turqu\u00eda el primer dios?<\/em>\u201d. No podremos\nresponder semejante pregunta, pero s\u00ed recordar que muchos de los primeros\ncristianos llegaron aqu\u00ed \u2013ayer no m\u00e1s–, tras el ap\u00f3stol Pablo, y se radicaron\nprimero, al parecer, en el camino a Avanos, donde ayer vimos la fr\u00e1gil y enorme\niglesia de Cavusin, que para no perderla para siempre fue trozada en dos.<\/p>\n\n\n\n Sabemos que los primeros\ncristianos llegaron aqu\u00ed huyendo de la larga persecuci\u00f3n romana y aqu\u00ed mismo\nlevantaron algunos de sus primeros monasterios. Y cuando la nueva fe se\nconvirti\u00f3 en la religi\u00f3n oficial del Imperio Romano de Constantino, muchas\nchimeneas de hadas que vemos hoy se transformaron en iglesias. Partiendo de Cavusin los cristianos siguieron por el resto de Capadocia y el mundo\npredicando su doctrina. Fue \u00e9ste el principal \nfoco difusor de la nueva fe, y los seguidores de san Pablo dejaron en la\npiel de Capadocia huellas de mil a\u00f1os. <\/p>\n\n\n\n Son huellas que conmueven todav\u00eda. Les exigieron una entrega hasta el\nl\u00edmite humano. Vivir ocultos en cuevas o bajo tierra, cavando iglesias y\ncapillas, pintando o repintado im\u00e1genes de la Crucifixi\u00f3n, de la Ultima Cena,\nde san Jorge y el Drag\u00f3n, de otros santos, \u00e1ngeles y demonios. Todo hecho con\nmenos arte que fe. Desde el globo vemos en todas partes grandes pe\u00f1ascos llenos\nde puertas y ventanas que parecen dibujadas en un jard\u00edn infantil. Al interior\nde esas cuevas se ocultan cientos de esos frescos bizantinos. Forman parte del\nhoy llamado Museo al Aire Libre de G\u00f6reme, y est\u00e1n pintados directamente sobre\nla roca o sobre una breve capa de yeso. Ayer subimos y bajamos entre esas\ncuevas, con los ojos bien abiertos y la boca muda. Vimos formas de retratar que\nse reiteran con monoton\u00eda: extrema solemnidad, rigidez en la figura, los mismos\ngestos repetidos aqu\u00ed y all\u00e1, ausencia de vac\u00edo y siempre un color intenso.\nCasi no hay perspectivas. Falta profundidad: las figuras se encuentran\nnormalmente en un mismo plano. Los personajes sagrados aparecen casi siempre de\nfrente, como en nuestras fotos del pasaporte, subrayando as\u00ed el dramatismo y la\nsolemnidad primer del arte bizantino. <\/p>\n\n\n\n Se advierte\nalgo de dinamismo, a trav\u00e9s de la posici\u00f3n de pies y brazos, y la inclinaci\u00f3n\ndel cuerpo, s\u00f3lo en las pinturas m\u00e1s nuevas, cuando tales pintores de arte\nsagrado dejaron de temer a los iconoclastas (\u201crompedores de \u00edconos\u201d), esos\ncristianos temibles encabezados por Le\u00f3n III. Algunas figuras humanas dejan de\nser tan l\u00e1nguidas; se insin\u00faa cierta expresi\u00f3n. Y el pincel empieza a usar\ncolores m\u00e1s c\u00e1lidos –naranjas, amarillos intensos–, como si quisiera anunciar\nel arte rom\u00e1nico. <\/p>\n\n\n\n En las\nb\u00f3vedas y c\u00fapulas nada cambia. Se decoran masivamente con las im\u00e1genes de la\nVirgen, el Descendimiento de Cristo, la Ultima Cena, la Resurrecci\u00f3n, el Juicio\nFinal, la Gloria. Y, por supuesto, el Jes\u00fas todopoderoso, el Pantocr\u00e1tor. Sin\nque falte Judas.<\/p>\n\n\n\n Son\npinturas irremediablemente simples, pues \u2013por influencia oriental\u2014lo que\nimporta es transmitir un mensaje, convencer, propagar una idea; no encantar por\nla belleza. En nuestro siglo XXI deben ser apreciadas como testimonio\nsobreviviente de una fe que no ha muerto (aunque haya cambiado del Cielo a la\nTierra). <\/p>\n\n\n\n El m\u00e1s\nadmirable y mejor conservado de los templos bizantinos es la Iglesia Oscura,\nque se esconde en una de las cuevas de G\u00f6reme. Los dem\u00e1s tienen bastante da\u00f1o.\nCasi todos los grandes conquistadores y pueblos de Asia pasaron por aqu\u00ed,\ndominando, destruyendo. Hasta que, finalmente, turcos sely\u00facidas, tribus mong\u00f3licas\ny turcos otomanos \u2013enemigos de Constantinopla, la actual Estambul– hicieron\nhuir a todos los cristianos que se negaban a convertirse al Islam. <\/p>\n\n\n\n Luego de\ntener unas mil comunidades, a partir del siglo XIII, los cristianos ya no\nfueron nada. Las iglesias-cuevas y monasterios empezaron a quedarse vac\u00edos. <\/p>\n\n\n\n Hoy,\nTurqu\u00eda, en plena restauraci\u00f3n islamista conservadora, los exhibe y tolera como\nPatrimonio de la Humanidad. <\/p>\n\n\n\nICONOS, MENOS ARTE QUE\nFE <\/h4>\n\n\n\n