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{"id":1384,"date":"2017-03-01T14:15:38","date_gmt":"2017-03-01T17:15:38","guid":{"rendered":"http:\/\/www.ganderats.cl\/?p=1384"},"modified":"2019-06-04T15:17:01","modified_gmt":"2019-06-04T18:17:01","slug":"ubud-entre-la-sacristia-y-el-paraiso","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.ganderats.cl\/ubud-entre-la-sacristia-y-el-paraiso\/","title":{"rendered":"Ubud | Entre la sacrist\u00eda y el para\u00edso"},"content":{"rendered":"\n

En lat\u00edn sacrist\u00eda significa \u201cobjetos sagrados\u201d, y en eso se han transformado las viviendas de Ubud. Los hombres habitan en medio de templos. Hinduismo y animismo se les han metido hasta los huesos. Quienes sue\u00f1an con hacer excursiones al arte y al esp\u00edritu hallar\u00e1n aut\u00e9nticamente un territorio de maravillas. Hemos concluido aqu\u00ed la visita a ciudades orientales que Neruda habit\u00f3 en sus a\u00f1os juveniles y que dieron aliento po\u00e9tico a su obra mayor: \u201cResidencia en la Tierra\u201d. <\/h4>\n\n\n\nPor <\/em>Luis Alberto Ganderats,\n<\/em><\/strong>desde Indonesia.\n<\/em><\/small>\n\n\n\n
<\/div>\n\n\n\n

Bali es hoy el lugar <\/em><\/strong>que me acerca a Neruda. Conoci\u00f3 aqu\u00ed placeres\nculpables: \u201cHe fumado muchas pipas de opio. No s\u00e9 si me gusta eso,\npero es diferente de todos modos anyhow\u201d, le dice en carta privada a\nsu amigo argentino H\u00e9ctor Eandi el 11 de marzo de 1930, hablando\nde Bali y Singapur. Elogia al archipi\u00e9lago malayo, enorme territorio\ninsular del sudeste asi\u00e1tico al que pertenece Bali. Habla de sus \u201cbellas\nmujeres, bellos ritos\u201d. Estuvo en esta isla m\u00ednima s\u00f3lo como an\u00f3-\nnimo viajero, aunque m\u00e1s tarde Bali formar\u00eda parte de su territorio\nconsular, \u00e1rea que sirvi\u00f3 durante su misi\u00f3n en Oriente (1927-1932).\n<\/p>\n\n\n\n

Durante el per\u00edodo en que tuvo a cargo esta zona como c\u00f3nsul de elecci\u00f3n, no regresar\u00eda a Bali. Al menos eso parece. Pero no se puede descartar. Se encuentra casi pegada a Java, donde el impetuoso poeta de Residencia en la Tierra vivi\u00f3 20 meses como c\u00f3nsul con asiento en Jakarta, la capital. Apenas media hora de navegaci\u00f3n separan la capital administrativa javanesa de la ciudad balinesa de Gilimanuk. Una tentaci\u00f3n a la mano. Sin embargo, Neruda jam\u00e1s menciona a Bali en su torrencial poes\u00eda, en sus memorias ni en otros textos en prosa, salvo en una carta privada. <\/p>\n\n\n\n

\u00bfForm\u00f3 parte de sus olvidos significativos? Parece extra\u00f1\u00edsimo que\npudiera pasar distra\u00eddo por uno de los lugares m\u00e1s deliciosos del\nmundo y donde los dioses soplan fuerte.\n<\/p>\n\n\n\n

Comer, rezar, amar. <\/h4>\n\n\n\n

Todo sugiere que Bali es la isla del placer, la puerta del para\u00edso para el hombre. Pero si pasamos del poeta chileno a la estadounidense Elizabeth Gilbert, autora del relato autobiogr\u00e1fico Comer, rezar, amar, llevado al cine por Julia Roberts y Javier Bardem, veremos que en vez de ser un lugar para sibaritas, aparece en el siglo XXI como escenario preferido por mujeres separadas en busca de hallazgos rom\u00e1nticos y de gozo espiritual. Especialmente Ubud, la ciudad de Bali donde se hizo la filmaci\u00f3n, junto con la deliciosa playita de Padam Padam. <\/p>\n\n\n\n

La autora del relato, sin embargo, acaba\nde dar una vuelta de tuerca, que ha dejado\nperplejos a muchos en Bali, y que Javier\nBardem (ahora hombre s\u00edmbolo de Chivas\nRegal) no se habr\u00eda imaginado ni en su peor\nborrachera. Ella rompi\u00f3 su matrimonio tras\nsu paso por Ubud, y en septiembre \u00faltimo, a\ntrav\u00e9s de Facebook, a los 47 a\u00f1os, revel\u00f3 que\nest\u00e1 enamorada de su mejor amiga.\n<\/p>\n\n\n\n

Se acerca el Galungan. <\/h4>\n\n\n\n

Bali ha gozado de suficiente fuerza espiritual como para no traicionarse a s\u00ed misma, lo cual la hace distinta: figura como la \u00fanica hinduista entre miles de islas de Indonesia, el estado isl\u00e1mico m\u00e1s grande del planeta. Y es hinduista a su modo. No es un hinduismo a secas, sino el hinduismo m\u00e1s remoto injertado de pegajosas creencias animistas y algunos principios budistas. Es lo que le hace diferente y tan dif\u00edcil de olvidar y entender. <\/p>\n\n\n\n

Ya estoy intrigado con lo que descubro al amanecer del primer d\u00eda cerca del resort Ubud Village, que me cobijar\u00e1 por casi una semana. Creo ver templos y m\u00e1s templos por todos lados. \u00a1No son templos! Son casas particulares que en lugar de tener grandes jardines llenan su entorno con un bosque de bellas construcciones que rinden culto a los antepasados de la familia, a santos y demonios. Todos esos seres, luego de la cremaci\u00f3n iniciaron un proceso que \u2013con algunas excepciones\u2013 los convirti\u00f3 en entidades sagradas. Sus deudos los veneran sin descanso, y los apaciguan por temor. Dicen que son miles y miles los esp\u00edritus que una vez al a\u00f1o regresan a los pueblos, durante\n10 d\u00edas, y son homenajeados de distintas\nformas por sus deudos y deudores.\n<\/p>\n\n\n\n

Por todas partes escucho hablar de ese retorno anual. Se iniciar\u00e1 por estos d\u00edas, el 5 de abril, cuando todos los balineses empiecen a celebrar la fiesta mayor, el Galungan 2017, y la isla adquiera fragancia de para\u00edso. Cientos de miles de ofrendas hechas con flores, frutas e incienso sobre hojas de pl\u00e1tano, ser\u00e1n depositadas en todo lugar. No s\u00f3lo los antepasados recibir\u00e1n estas donaciones m\u00ednimas y perfumadas llamadas canang sari. Algunas familias saldr\u00e1n a la calle para dejar trocitos de comida a bichos grandes y peque\u00f1os, a perros y hormigas, a p\u00e1jaros que cantan y tambi\u00e9n a los que hablan. <\/p>\n\n\n\n

Alcanzar\u00e1 para todos: hasta para el furg\u00f3n de la familia, la cocina, el pozo, el barril del arroz, los patios. Y todos los moradores. Los que se ven a simple vista y los s\u00f3lo visibles desde la fe. <\/p>\n\n\n\n

Se llenar\u00e1n de estas ofrendas la zona comercial y los parques. Todo lugar. En la altura o a ras de suelo. No importa que muchos las pisen, y que alg\u00fan ignorante les d\u00e9 un puntapi\u00e9. \u201cNo importa, apenas uno deposita la ofrenda, los dioses ya lo saben\u201d, explica un muchacho que de d\u00eda trabaja en un arrozal y por las tardes ayuda a su novia a hacer estas ofrendas fugaces. <\/p>\n\n\n\n

Producirlas y repartirlas demanda casi\ntodo el tiempo de las mujeres balinesas.\nAs\u00ed esperan encumbrarse en la cadena de\nreencarnaciones, hasta llegar a unirse con\nun ser supremo. En el camino se habr\u00e1n\nvencido a ellas mismas y a todo enemigo.\n<\/p>\n\n\n\n

Enemigo invisible puede ser incluso un familiar cuyo cuerpo se desintegra en el cementerio esperando la cremaci\u00f3n liberadora. \u201cHay que cuidarse de \u00e9l. Sabe demasiado\u201d, me previenen, bajando la voz. Temerosos, alg\u00fan d\u00eda, los familiares terminar\u00e1n cremando el cuerpo de ese pariente, a pesar de su alto costo. Luego echar\u00e1n sus cenizas mar adentro, partiendo de la playa negra de Sanur, a media hora de aqu\u00ed. Ni una pizca de ceniza debe volver a la playa. De otro modo, ni vivos ni finados descansar\u00e1n en paz. <\/p>\n\n\n\n

Aqu\u00ed no ha pasado nada. <\/h4>\n\n\n\n

Existen sacrificios que el hombre debe hacer para tranquilizar a los demonios. Y no hay sacrificio que sea sin sangre, tal como ocurr\u00eda en el ayer de los tiempos. Por eso las peleas de gallos no desaparecen, aunque la ley las proh\u00edba. En un templo de la calle principal de Ubud vi c\u00f3mo un gallo con navaja amarrada a una de sus patas daba cuenta de su rival en un solo brinco. Poco les gusta a los turistas el sacrificio con sangre. Tambi\u00e9n viv\u00ed una experiencia nueva: como toda obra de teatro debe ser precedida por la degollina de un pollo, en el momento del sacrificio la luz del escenario se apag\u00f3 y por unos segundos s\u00f3lo pude ver tinieblas. Al volver la claridad, hab\u00eda s\u00f3lo gestos de \u201caqu\u00ed no ha pasado nada\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Bali en general, y particularmente Ubud, viven cotidianamente con cara de \u201caqu\u00ed no ha pasado nada\u201d. La gente es religiosa y dulce, pero… \u00a1hay vendedores! Ojal\u00e1 paguemos la mitad de las mitades de esa ganga que nos ofrecen. Abundan personajes peores en el vecindario. Cobran (para beneficio propio) a cualquiera que quiera subir al sagrado volc\u00e1n Batur y al templo mayor, el de la madre Besakih, al cual llegan cientos de fieles vestidos de blanco con sus ofrendas florales y frutales en cestas sobre sus cabezas, y que el turista siempre quiere ver. <\/p>\n\n\n\n

Los 10 mil templos de Bali miran al mon- te Agung. Y eso no es cosa rara en el mundo, me dice Jaluma Izeban, una profesora balinesa nacida en familia musulmana. <\/p>\n\n\n\n

\u2013 Nuestros padres, como todos los seguidores de Mahoma, oran en direcci\u00f3n a La Meca. Los hinduistas de Bali oran en direcci\u00f3n al Agung. Eso es todo. Lo distinto de Ubud es que hasta construyen la casa en relaci\u00f3n al monte Agung, y duermen con la cabeza en direcci\u00f3n al monte Agung. <\/p>\n\n\n\n

\u2013\u00bfTanto?\n<\/p>\n\n\n\n

\u2013Sus habitantes viven su fe en todo lo\nque hacen. Y por eso, han conquistado a\nmiles de occidentales que se quedaron a\nvivir para siempre.\n<\/p>\n\n\n\n

Explica el arquitecto-viajero Dom\u00ednguez Uceta. \u201cEl balin\u00e9s piensa que la vida es s\u00f3lo un ciclo por el que se debe pasar con suavidad, sin aspavientos, intentando rodearse de belleza. Por eso, lo mejor de la isla son sus gentes, y lo mejor de sus gentes, la sonrisa\u201d, dice. En Ubud no ha muerto la eterna calma de ayer, pero s\u00ed, \u00a1puchacay!, en algunas zonas de la costa. Han sido degradadas por el turismo m\u00e1s invasivo, como las zonas playeras de Kuta y Sanur; pero la magia permanece en casi todo el resto. Y es m\u00e1s notorio en Ubud, donde llegaron hace mucho tiempo hinduistas muy devotos, aristocr\u00e1ticos y cultos huyendo de la vecina isla de Java, donde viv\u00edan hostilizados por los musulmanes. Por ellos, Ubud dispuso de sangre nueva y el hinduismo se hizo del poder. Hoy es la ciudad-im\u00e1n de Bali, aunque su poblaci\u00f3n estable es de apenas 30 mil habitantes. <\/p>\n\n\n\n

Sol, sexo, sed y surf. <\/h4>\n\n\n\n

Ubud tiene, eso s\u00ed, una desordenada configuraci\u00f3n de aldea grande, y rara vez el visitante se entera de que las viviendas de la gente est\u00e1n mayoritariamente en la mitad del pueblo, sector de mediana pureza. En la parte baja \u2013menos pura\u2013 veremos las construcciones consideradas m\u00e1s indignas y los lugares ingratos, como el r\u00fastico cementerio de tr\u00e1nsito. Es considerado territorio impuro por estar m\u00e1s cerca del mar \u2013lo m\u00e1s impuro\u2013 y m\u00e1s alejado del monte Agung, el m\u00e1s puro. <\/p>\n\n\n\n

Con la ayuda del gu\u00eda Nyoman Numan he conversado con personas que saben bien c\u00f3mo se vive puertas adentro en esta ciudad, y he aprendido sobre las claves para organizar el hogar. <\/p>\n\n\n\n

En poco o nada se parecen a nuestras casas. No tienen un techo com\u00fan. Cada habitaci\u00f3n es un pabell\u00f3n separado de los otros, con su propio techo, y todos ocupan un lugar rigurosamente se\u00f1alado por la tradici\u00f3n, dentro de un terreno amurallado \u201cpara que no entren los malos esp\u00edritus\u201d. Sus distintas partes se organizan de acuerdo al grado de pureza que hay en el terreno. El sector m\u00e1s puro, natural- mente, es el que est\u00e1 mirando en la direcci\u00f3n del monte Agung. Lo ocupa el templo familiar. El menos puro, en la parte opuesta, lo ocupan los ba\u00f1os y retretes \u2013por derecho propio\u2013, y al lado de ellos la puerta de ingreso, la cocina y la habitaci\u00f3n de hu\u00e9spedes (que hoy muchos arriendan a turistas). Junto al templo de la casa \u2013es decir, en la parte pura\u2013 se hallan la habitaci\u00f3n del jefe de hogar, y un pabell\u00f3n que se usa en ocasiones solemnes y tambi\u00e9n para el descanso diario y la vida social. Cerca de \u00e9l se encuentra la despensa. Al centro del sitio se levantan los dormitorios del resto de la familia, que puede acoger hasta a tres generaciones. <\/p>\n\n\n\n

Este ordenamiento responde a la norma urban\u00edstica Tri Angga, que se aplica en todo el territorio y reproduce costumbres milenarias. Antes de la puerta de ingreso siempre destaca la imagen de alg\u00fan ser protector que se ocupa de impedir el paso de los esp\u00edritus malignos. Pero la mayor amenaza se encuentra en otra parte. Por siglos, los balineses han preferido vivir lejos del oc\u00e9ano, que ellos imaginan lleno de amenazas por culpa de una corte de temibles seres acu\u00e1ticos. Hasta hoy, la mayor\u00eda de los balineses optan por no acercarse al mar, y son muy pocos los que se ba\u00f1an en sus aguas o salen a pescar. El miedo sigue vivo, y siguen vivos tambi\u00e9n sus temores de tierra adentro. Por eso pasan ocupados de los dioses cada d\u00eda, en cada acto. Y en eso est\u00e1n desde antes de que llegara el hinduismo, cuando las creencias animistas ten\u00edan el mando. Cre\u00edan y creen que muchas almas \u2013almas-fantasmas\u2013 abandonan los cuerpos de los que fallecen y por un tiempo habitan en otros seres vivos o aparentemente inanimados, buenos y malos. <\/p>\n\n\n\n

En el fondo de sus corazones, sin embargo, pareciera que siguen creyendo en el triunfo final de la primavera sobre el invierno. Y se esfuerzan para que as\u00ed sea. <\/p>\n\n\n\n

Existen normas r\u00edgidas para crear un hogar. Con ayuda del calendario lunar escogen el mejor d\u00eda para comprar el terreno, para iniciar los trabajos o construir el muro perimetral. La obra no se puede comenzar sin un permiso oficial que exige someterse a la forma de arquitectura tradicional, y asegurarse de que todos los vecinos saben en detalle qu\u00e9 casa se va a levantar. <\/p>\n\n\n\n

En un lugar de las afueras presenciamos el inicio de los trabajos de construcci\u00f3n. Un grupo de mujeres envuelve ladrillos en tela blanca. El jefe de obra, Wayan, me explica que despu\u00e9s los ladrillos son rociados con agua bendita, y entonces las mujeres se reparten por el terreno para ponerlos bajo tierra en los lugares donde se construir\u00e1n cada una de las dependencias del nuevo hogar. Los cimientos son normalmente de materiales s\u00f3lidos, pero en el resto, a menudo, se usan postes de bamb\u00fa, madera de coco y teca, techos de paja y tejas de madera dispuestas como azulejos. <\/p>\n\n\n\n

Muchos no respetan la tradici\u00f3n. Es lo que ocurre en muchas edificaciones de Kuta y de otras \u00e1reas de la costa contaminadas por \u201cel turismo de sol, sexo, sed y surf\u201d, el territorio preferido de los j\u00f3venes australianos, vecinos muy pr\u00f3ximos. Los buenos viajeros se van a otras playas o al interior de la isla. Casi todos se detienen aqu\u00ed en Ubud. En esta ciudad tropezaron ayer hasta los duros colonialistas holandeses, los inventores del apartheid de Sud\u00e1frica. Con ellos, el balin\u00e9s lo pas\u00f3 muy mal, pero hoy se consuela: \u201cEs bueno haber conocido el fr\u00edo para apreciar el calor\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Cuando las estatuas cantan. <\/h4>\n\n\n\n

M\u00fasica y danza son las artes nativas de Ubud y de otras zonas. Las practicaban s\u00f3lo por razones religiosas. No con fines de creaci\u00f3n o venta. Los campesinos eran eximios talladores y buenos pintores. Ellos recibieron a artistas extranjeros que prefer\u00edan el cincel y el pincel para ganarse la vida. Juntaron fuerzas y, unidos, lanzaron al mundo la buena nueva de que en Indonesia hab\u00eda una isla enteramente obra de arte. A los balineses no les basta levantar sus casas y templos. Los convierten en verdaderas esculturas, aprovechando su talento y la docilidad de la roca volc\u00e1nica y de otras piedras blandas. Y cuando las tienen terminadas, todos los d\u00edas decoran cada rinc\u00f3n con p\u00e9talos y ofrendas multicolores <\/p>\n\n\n\n

Lo anterior no es necesariamente raro. Algo parecido podemos ver en varias otras ciudades del mundo. Lo admirable es que al hombre de aqu\u00ed no le basta tallar con arte sus casas: han esculpido el territorio completo con mil terrazas de arrozales hechas en la tierra volc\u00e1nica ayudados por el clima templado. Son estas ornamentadas siembras las que han convertido a Bali en una desmesurada escultura color esmeralda, quiz\u00e1 \u00fanica en el mundo. Si pusieran una terraza de arroz sobre otra, ellos podr\u00edan alcanzar el encumbrado lugar donde habita la diosa del arroz, Dewi Sri. <\/p>\n\n\n\n

Ninguna forma de honrar a la divinidad es m\u00e1s antigua que el danzado. Siguen practic\u00e1ndolo en las ceremonias religiosas y rituales. Pero desde la llegada de turistas, a partir de los a\u00f1os 30 del siglo pasado, muchos hombres y mujeres bailan para subsistir. Ubud no es la excepci\u00f3n. Todos los d\u00edas se realizan ceremonias de baile tradicional, donde un lugar principal ocupa la orquesta de m\u00fasica gamel\u00e1n, compuesta por 30 m\u00fasicos que empu\u00f1an metal\u00f3fonos, resonadores de bamb\u00fa, tambores, flautas, c\u00edmbalos y algunos gongs. Los escuchamos durante el espect\u00e1culo que todas las tardes ofrece el Palacio Real, en el centro de Ubud, habitado todav\u00eda, en parte, por miembros de la antigua familia reinante, ahora sin poder, siempre con brillo. La ceremonia se acompa\u00f1a con esa m\u00fasica \u00e1spera, que no parece hecha para\nhalagar el o\u00eddo sino para despertarlo.\n<\/p>\n\n\n\n

Hay varios espacios de Ubud \u2013incluyen- do los grandes hoteles\u2013 donde renace diariamente el danzado de ra\u00edces hind\u00faes. Y varias veces al d\u00eda, podemos ver ceremonias tradicionales en las calles. Los habitantes de Ubud acompa\u00f1an festivamente a sus muer- tos a la ceremonia de cremaci\u00f3n, a los novios en su enlace o al nacimiento de la luna llena. <\/p>\n\n\n\n

Pero a los viajeros les interesan mil cosas\ndistintas. Por eso los hemos visto casi en\nprocesi\u00f3n yendo a buscar tallas de madera\nen la villa de Mas, pinturas en el centro de\nUbud, buenas joyas en su barrio de Celuk,\nesculturas del pante\u00f3n de diosas balinesas\nen Batubulan, buena gastronom\u00eda y gran\nhoteler\u00eda en Ubud y su entorno.\n<\/p>\n\n\n\n

Con media sonrisa, la profesora Jaluma Izeban me habla de un riesgo que tienen para el viajero la intensa religiosidad y el protagonismo de los esp\u00edritus en la cultura local. Unos pocos visitantes terminan viendo estatuas de piedra que flotan en el aire, invitadas a la Tierra para complacerlas con m\u00fasica. Hasta ah\u00ed, la cosa puede estar bien. O regular. Pero cuando empiezan a ver estatuas cantando en s\u00e1nscrito, acompa\u00f1adas de vibraciones c\u00f3smicas, es el momento \u2013advierte\u2013 de que ese viajero abandone Ubud. Si no hace caso a tiempo, las lluvias borrar\u00e1n para siempre sus pisadas y el camino de salida. <\/p>\n\n\n\n

Muchos se han perdido aqu\u00ed sin dejar rastro. O andan con sus ojos fuera de \u00f3rbita. Otros se siguen perdiendo. Nadie diga ma\u00f1ana que no se lo advertimos. <\/p>\n\n\n\n