The Times
Entrevista póstuma al director
Poco antes de que abandonara la dirección del diario más prestigiado y tradicional del mundo, Mr. William Rees-Mogg, acompañado por su editor internacional, Mr. Charles Douglas-Home, nos mostró la cara del Times.
Por Luis Alberto Ganderats¿Son otra prueba del humor inglés?
No lo sabemos, Lo cierto es que viajamos a Londres y destinamos dos días a un reportaje gráfico al edificio de su famosa Bolsa de Metales, clave en la venta de nuestro cobre. Cuando poco después estábamos de regreso en Santiago y nos disponíamos a publicar las fotos, nos enteramos que la Bolsa de Metales de Londres se había cambiado de edificio… por primera vez desde el siglo XIX.
Archivamos las fotos.
Destinamos otros dos días a conseguir una entrevista con el editor (director) del diario The Times y recopilar antecedentes sobre la publicación periodística que goza de mayor prestigio universal.
Hace pocas semanas, ese director -¡con 14 años en el cargo!- presentó su renuncia.
Fue reemplazado y se inició una nueva etapa, llena de amenazas, para la tradición periodística de Londres.
(De puro considerados decidimos postergar nuestra petición de entrevista con la reina Isabel II para después del matrimonio de Carlos con Diana. El Imperio Británico no nos perdonaría. Detestan a los reyes solterones).
DIALOGO EN ESTILO
Volviendo a The Times, debemos decir que esta vez resolvimos no archivar las fotos. Sus oficinas siguen siendo las mismas (hasta el miércoles pasado, al menos). Y la |entrevista al último director de The Times tradicional tiene algo del sabor de documento póstumo.
Resulta necesario advertir que Mr. William Rees-Mogg es menos formal de lo que uno sospechaba al hojear su diario. Nos recibe con zapatillas de descanso -rigurosamente negras, envidiablemente cómodas- en una oficina tranquila, con escasos adornos colgando de sus paredes y unos sillones que invitan a arrellanarse. Mr. Rees-Mogg lleva una corbata de puntos sobre una camisa a rayas, y su terno tiene tantas rayas como su corbata.
Desde el apretón de manos resulta tan refinado como uno espera que sea el director de The Times, celoso guardián de la tradición británica. Pero se advierte que en esos momentos es un guardián en alerta, nervioso.
-¿Días más tranquilos, Mr. Rees-Mogg?
– Más tranquilos que para los días de las cincuenta semanas de huelga, pero siguen los problemas eso sí.
-¿Siguen?
– Siguen
-¿No está optimista sobre el futuro?
-Estoy todo lo que se puede estar.
Piensa que se debe actuar antes que temblar.
En esos mismos instantes, las grandes salas de los reporteros y redactores de The Times se encuentran casi vacías. Todo el equipo periodístico -salvo los jefes- se haya reunido en una asamblea sindical. Nadie sabe que se está gestando otra crisis, la definitiva, que llevaría al periódico de manos británicas a bolsillos australianos, cuatro años antes de cumplir dos siglos de vida.
BASE DEL PRESTIGIO
De nuestra entrevista participa también el editor internacional de The Times Mr. Charles Douglas-Home, nieto de lord Douglas-Home, y sobrino de sir Alexander Douglas-Home, político conservador que fuera Primer Ministro y Canciller británico. Joven, sonriente, simpático -nada circunspecto-, lleva las bastillas del pantalón rigurosamente deshilachadas, rozando el piso. Cuando habla, lo hace sin afectación, con convicción.
–Uno no puede ser esclavo de las modas en ninguna cosa, menos en el periodismo. Hay que ser consistente, tener personalidad propia. Son algunos rasgos de The Times. Sin embargo, hemos agregado noticias en la primera página, hemos incorporado firmas y fotos más grandes. Pero no estamos en la competencia con la televisión ni la radio; no podemos ser in fluidos por ellos. Somos periodismo escrito y debemos acentuar lo escrito, y no avergonzamos de esta característica.
-¿Por qué tiene tanto prestigio The Times y son, proporcionalmente, tan pocos quienes lo leen?
–No es un diario hecho para las mayorías. Se supone, sin embargo, que somos el diario mejor informado, el medio más confiable, y eso significa tener acceso a fuentes importantes. Somos políticamente independientes, por lo tanto, nuestros editoriales resultan impredecibles. Todo esto hace influyente al Times.
-¿Existen otros factores?
–Se supone que influye mucho también el ser el diario más completo para la “nación política”, para ese sector de la población que tiene un interés serio y razonable por los asuntos públicos. A fin de ser ese diario completo no sólo entregamos las noticias comunes, sino informaciones sobre campos especializados, obviamente para una minoría.
-¿Cuáles?
–Por ejemplo, nuestro servicio legal, que incluye las decisiones más importantes de las Cortes, y que los abogados no conseguirían encontrar publicadas en otra parte.
Entregamos, también, una página completa sobre el Parlamento.
El editor de The Times admite que las modificaciones en presentación gráfica mejoraron mucho al diario, pero lo hicieron más difícil de leer. Anunció que deberían hacerse nuevas modificaciones “para facilitar su llegada al lector y no para dar el gusto a los diagramadores del periódico…”
¿Y AHORA?
Su proyecto quedó en el papel al agudizarse la crisis. Después de su venta al editor australiano Rupert Murdoch a fines de enero, bajó la circulación de 320 mil a 285 mil (cifra de marzo) En esos mismos días, el 19 de marzo, asumió el nuevo directos (editor) Harold M. Evans, que ocupaba igual cargo en The Sunday Times, publicación de la misma empresa, enteramente distinta a The Times Evans y Rees-Mogg tienen la misma edad: 52 años.
Conversamos nuevamente con el Editor Internacional, Mr. Charles Douglas-Home, esta vez telefónicamente:
-¿Cree usted que el cambio afectará la fisonomía y la filosofía de The Times
-No. Hemos recibido seguridades del nuevo propietario sobre esta materia. El enfoque y la fines del diario no serán cambiados. Sólo habrá, pienso yo, cambios visuales, algún leve cambio de ritmo. Esperamos que las virtudes del Times se mantengan.
Admite que ciertos lectores específicos se sienten preocupados, pero que en general existe satisfacción, pues se ha puesto fin a un largo periodo de incertidumbre, La opinión pública –cree él- permanece interesada por la suerte del diario, aunque se manifiesta más tranquila desde que el Parlamento fijó normas legales que impiden introducir a The Times modificaciones “demasiado sustanciales”.
-¿Continúan como presidente vitalicios de The Times lord Astor of Hever y lord Thomson of Fleet?
-No. Ni han hecho comentario alguno.
-Entonces lo vitalicio se murió.
-El diario pertenece por completo al nuevo propietario.
Durante la entrevista, el último director de The Times tradicional no había logrado ocultar su preocupación. Así se advierte incluso en las fotografías que Jorge Ianiszewski tomó de la entrevista. Así se advierte en sus palabras al despedirse
-Espero estar aquí la próxima vez que ustedes visiten The Times
Desde el 19 de marzo, Mr. Reeg-Mogg ya no está. Se ha ido a si casa con sus zapatillas de descanso.
Su sucesor tal vez calce zapatillas de velocista.
The Times puede expirar en la aventura.
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