“He ido a cuanto siquiatra existe, No tengo vergüenza en decirlo. Sufro neuras fuertes, soy mal genio y polvorita. Confieso que tengo un equilibrio precario. Cuando me deprimo me tiro en la cama, lloro a mares hasta que me da hipo. Luego me arreglo, me pinto y salgo. ¡Qué diablos! ¡Hay que trabajar! (…) . Creo que en el fondo tengo una posición crítica frente a la vida, antes y ahora, porque nosotros hemos criticado a todos los gobiernos. Y esto es el principio de todo, ya que el artista tiene una misión, algo que entregar. Es un parlante de la sociedad, y como tal debe denunciar lo que le molesta de su sociedad”.

De lo dicho contra Ud., ¿qué le ha hecho gracia?

-Una vez que Marcos Chamúdes dijo que yo era la Vanessa Redgrave del Mapocho. Me maté de la risa.

¿Qué cualidad  del hombre anciano quisiera tener hoy?

-La tranquilidad. La dulzura.

¿Cuál es su estado de ánimo respecto a Chile?

-Impotencia, soportar tanta imbecilidad y sinvergüenzura.

¿Entiende la música que le gusta a los de 15 años?

-No sólo no la entiendo. Creo que contribuye a un lento, pero seguro proceso de estupidización. Hay que mirarles la cara no más a los lolitos cuando se enchufan un personal-stereo, se mandan un chicle a la boca; adiós raza humana.

¿Cuándo la domina un impulso irresistible de apagar la TV?

-Cada vez que la veo encendida.

¿Qué actitud le impacienta?

-El picoteo, un poco de cada cosa para dejar todo inconcluso. La juventud que traga diluyente, ¿me entiendes? Ser todo para no ser nada.

¿Qué actitud femenina le saca de quicio?

-La dependencia. “Mi marido dijo”, “mi marido piensa”,” espérese, le voy a preguntar a mi marido”.

¿Qué le enfurece?

-Este régimen. La dictadura.

¿Qué rasgo de carácter le ha hecho mayor daño?

-Mi impulsividad.

¿Y cuál es el defecto ajeno que mejor tolera?

Acepto tranquilamente los defectos de la gente que yo quiero, siempre que me permita que se los diga. Con las cartas en la mesa no tengo problemas, soy muy transigente.

¿Qué diría si Pinochet le pidiera un consejo?

-Por principio no hablo ni escucho a los militares.

¿Qué gustos de señora bien se da Ud.?

-Ser impertinente. Adoro el desparpajo. Me libera, me pone de buen humor.

¿Hay algún error cometido por usted que no se perdona?

-No haber tenido más hijos. Tengo cuatro, es muy poco, es una siutiquería europea. Una subdesarrollada debería tener muchos hijos y exigir un gobierno que se los mantenga como Dios manda.

¿A quién le quitaría el uso de la palabra temporalmente?

-Al cura Hasbún, a Onofre Jarpa y a una dama que prefiero no dar su nombre porque se pueden molestar las del CEMA-Chile.

¿Qué le hace reír?

-El lenguaje de los Chicao–boys.

Fuera del teatro, ¿cómo se ganaría la vida?

-Fuera del teatro perdería la vida.

¿A que dedica más tiempo fuera de trabajar y dormir?

-A tejer.

¿Cómo definiría su relación con lo Absoluto?

Como una gran necesidad. Una constante peregrinación en busca de “la respuesta”.

¿Qué hace para enfrentar los momentos depresivos?

-Si son manejables me lanzo a la frivolidad: peluquería, comprarme algo de ropa. Si la cosa persiste, inmediatamente al psiquiatra; no me puedo dar el lujo de interrumpir mi trabajo ni mis responsabilidades.

¿Por qué siente mayor curiosidad?

-Por el escenario. Todavía no me puedo mantener tranquila frente a ese espacio detrás de la gran boca. Es como el oráculo, o como la esfinge. Una nunca sabe con qué pregunta o con qué respuesta van a salir.

¿Qué piensa de la astrología y el zodiaco?

-Me parece importante. Mi signo, que es Aries, me ha definido muchísimo. Se supone que las arianas somos fuertes, impulsivas, emprendedoras. Son buenas cualidades que una las recibió gratis y por tanto hay que conservarlas. La verdad es que mi signo zodiacal es mi nacionalidad, es más entretenido ser ariana que ser chilena. Voy a tratar de adulterar el carnet o el pasaporte. ¿Qué pasará? ¿Se le podrá quitar la nacionalidad a una ariana?